Motor del ventilador
El motor del ventilador: un componente importante en las plantas industriales
Es casi imposible imaginar las plantas industriales modernas sin ventiladores y sus motores. Ya sea para ventilar almacenes, refrigerar cámaras frigoríficas o simplemente para intercambiar aire fresco, los motores de los ventiladores se utilizan en todas partes. Los distintos ventiladores apenas difieren en su función, pero sí en su campo de aplicación y ámbito de uso. Es fácil ver que un ventilador para la refrigeración debe cumplir requisitos diferentes a los de un ventilador para el aire acondicionado. Hay que prestar más atención al sistema de control y a la eficiencia energética asociada. Esto se debe a que los nuevos controles, por ejemplo mediante convertidores de frecuencia, reducen considerablemente el consumo de energía en algunos casos y también prolongan la vida útil de los motores de los ventiladores.
La estructura del motor del ventilador
Los motores de los ventiladores tienen un diseño muy sencillo. Constan de un motor eléctrico síncrono o asíncrono, una rueda de ventilador con el eje asociado y las conexiones para los cables. Sin embargo, también se utilizan motores de corriente continua (por ejemplo, en ordenadores o coches). Todos los motores constan de un estator y en su interior se encuentra el rotor giratorio, que está rodeado por las zapatas de los polos. En los motores de corriente continua, el conmutador del eje se añade para invertir la polaridad de la tensión. Los diseños y tamaños de los motores de los ventiladores son muy diferentes y varían mucho entre sí. El motivo es el ámbito de aplicación y la potencia de los motores. Cuanto mayor sea la potencia y los requisitos, más complejo será el diseño.
Control del motor del ventilador con inversores
Hay varias posibilidades para controlar los motores de los ventiladores, la variante más eficaz es mediante un convertidor de frecuencia. Esto sólo funciona con motores de CA y trifásicos porque el inversor cambia la frecuencia y regula así la velocidad. El proceso de arranque y frenado puede controlarse de forma óptima mediante programas especiales. Esto evita la sobrecarga y el desgaste innecesario, reduciendo así los costes de mantenimiento y revisión. En las plantas modernas, los inversores flexibles se utilizan casi exclusivamente para el control y es imposible imaginar la tecnología sin ellos.